lunes, 2 de febrero de 2015

El libro que me eligió
"A veces, los libros eligen a las personas", es es una frase de la película "Huracán Carter" (Norman Jewison, 1999) que se ha hecho realidad en mi vida unas cuantas veces.
Una de ellas sucedió en San Francisco, en el año 2001. Entré en una librería y, después de hojearlo, me llevé un libro llamado "Sacred Legacy"*, compuesto en su mayor parte por fotografías antiguas de indios americanos. La belleza de las imágenes me impresionó, así como la sensibilidad y el cariño con que se retrataban aquellas tradiciones, los rostros curtidos y los paisajes vírgenes. Se trataba de un recopilatorio de retratos de Edward Sheriff Curtis, un fotógrafo de Seattle que dedicó veinte años de su vida a componer la monumental obra antropológica "Los indios de Norteamérica", en la que recogió imágenes, grabaciones y datos por escrito de todas las tribus existentes en los Estados Unidos y Canadá a principios del siglo XX. Para hacernos una idea de la magnitud del trabajo de Curtis, sólo es necesario dar unos cuantos datos: durante más de veinte años, tomó unas 40000 fotografías y 10000 documentos sonoros de más de ochenta tribus. Recorrió a caballo, a pie y en tren todos los rincones de Norteamérica para describir con detalle las costumbres, tradiciones, alimentación y personalidad común de cada tribu. La producción y edición de gran parte de su obra (veinte volúmenes en total) fue costeada por él mismo, para lo cual ideó montajes de imágenes coloreadas que logró exhibir en el Carnegie Hall de Nueva York y hasta llegó a fundar una productora para filmar la película "En la tierra de los cazadores de cabezas", cuyos derechos acabó vendiendo al museo de Historia Natural de Nueva York.
"Sacred Legacy" rinde homenaje al gran fotógrafo y explorador, que murió de un ataque al corazón en 1952, a los 84 años de edad. El libro cruzó conmigo de vuelta el Atlántico y, pasada la curiosidad inicial, se quedó en nuestra estantería durante mucho tiempo. En esos años, viajé de nuevo a Estados Unidos varias veces, una de ellas recorriendo en coche el trayecto que une San Francisco con el impresionante paisaje del Gran Cañón, en Arizona.
Viajé y escribí, escribí y viajé y un día decidí unir ambas cosas y escribir una novela de viajes. El recorrido paralelo a la Costa Oeste fue el escenario elegido, y la figura de Edward Curtis pareció llamarme desde la estantería, reclamando algún protagonismo después de haber cruzado medio globo conmigo. Como diría Steve Jobs, uní los puntos y así nació "Templados por el sol, mecidos por el viento", una novela de ficción con escenarios y personajes tan reales como el propio Curtis.
Aquí empieza mi aventura.
*"Sacred Legacy, Edward S. Curtis and the North American Indian", varios autores. Simon&Schuster, 2000.

1 comentario:

  1. He tenido la fortuna de haber sido de las primeras personas en disfrutar de esta magnífica y deliciosa novela.

    Para quien no me conozca bien podrá pensar que, como pareja, difícilmente mis observaciones serían todo lo objetivas que se esperan de una crítica. Pero la gran mayoría de las personas allegadas saben que si algo me caracteriza es mi objetividad y “sangre fría” a la hora de expresar mi opinión acerca de cualquier trabajo u obra de arte, y que soy más “despiadado” cuanto mayor es la proximidad del autor. Esto, por tanto, debería dar más valor a mi opinión de que “Templados por el sol, mecidos por el viento” ha sido una de las novelas mejor escritas que he leído en los últimos años. No soy un lector empedernido que lea uno o más libros a la semana pero siempre estoy con alguno en las manos. Marta ha sido capaz de contar una historia ajena a nuestra realidad como si la hubiese vivido en carne propia; y lo hace con un lenguaje sencillo que, sin embargo, no deja de lado la belleza que siempre ofrece una sabia selección de palabras encadenadas.

    Estoy seguro que esta novela abrirá muchas puertas a esta gran escritora con la que tengo la suerte de compartir gustos, aficiones, sueños, proyectos…

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