lunes, 16 de febrero de 2015

Tiempos de Guerra: Las Wipers y otros empleos femeninos

Durante los años 40, el transporte por ferrocarril adquirió gran importancia en los Estados Unidos. El rápido crecimiento del sector requirió una mano de obra que resultaba escasa debido al reclutamiento de hombres para el ejército. Fue entonces cuando muchas mujeres se incorporaron por primera vez al mundo laboral, ejecutando tareas que, hasta entonces, habían pertenecido al terreno exclusivamente masculino.
Así nacieron las Wipers, como la Molly de mi novela. Mujeres blancas de clase obrera a las que no asustaba limpiar enormes locomotoras con una manguera de agua a presión. 

Otro trabajo aún menos agradecido dentro de las compañías ferroviarias era el de las "trackwomen" (originariamente Platelayers o Trackmen), mujeres que se encargaban del mantenimiento de las vías, desde engrasar juntas, despejar tramos o reponer elementos gastados.
Además de trabajar en las compañías ferroviarias, las mujeres se incorporaron a casi todos los sectores laborales. Especialmente conocidas son las representadas por el conocido icono "Rosie the riveter", mujeres que trabajaban en fábricas de coches, aviones y armamento como mecánicas y operarias.

Así, en 1943 algunos periódicos publicaban guías orientativas para aquellos patrones que decidieran contar con mujeres entre sus empleados. Como ejemplos de estos "consejos", citaré dos : "Escoja a mujeres jóvenes casadas, ya que son más responsables y visten de forma más decorosa que sus hermanas solteras" o "Elija a chicas regordetas ya que tienen mejor carácter y son más eficientes que las mujeres con un peso bajo"

Fuentes: nwhm.org y boredpanda.com

lunes, 2 de febrero de 2015

El libro que me eligió
"A veces, los libros eligen a las personas", es es una frase de la película "Huracán Carter" (Norman Jewison, 1999) que se ha hecho realidad en mi vida unas cuantas veces.
Una de ellas sucedió en San Francisco, en el año 2001. Entré en una librería y, después de hojearlo, me llevé un libro llamado "Sacred Legacy"*, compuesto en su mayor parte por fotografías antiguas de indios americanos. La belleza de las imágenes me impresionó, así como la sensibilidad y el cariño con que se retrataban aquellas tradiciones, los rostros curtidos y los paisajes vírgenes. Se trataba de un recopilatorio de retratos de Edward Sheriff Curtis, un fotógrafo de Seattle que dedicó veinte años de su vida a componer la monumental obra antropológica "Los indios de Norteamérica", en la que recogió imágenes, grabaciones y datos por escrito de todas las tribus existentes en los Estados Unidos y Canadá a principios del siglo XX. Para hacernos una idea de la magnitud del trabajo de Curtis, sólo es necesario dar unos cuantos datos: durante más de veinte años, tomó unas 40000 fotografías y 10000 documentos sonoros de más de ochenta tribus. Recorrió a caballo, a pie y en tren todos los rincones de Norteamérica para describir con detalle las costumbres, tradiciones, alimentación y personalidad común de cada tribu. La producción y edición de gran parte de su obra (veinte volúmenes en total) fue costeada por él mismo, para lo cual ideó montajes de imágenes coloreadas que logró exhibir en el Carnegie Hall de Nueva York y hasta llegó a fundar una productora para filmar la película "En la tierra de los cazadores de cabezas", cuyos derechos acabó vendiendo al museo de Historia Natural de Nueva York.
"Sacred Legacy" rinde homenaje al gran fotógrafo y explorador, que murió de un ataque al corazón en 1952, a los 84 años de edad. El libro cruzó conmigo de vuelta el Atlántico y, pasada la curiosidad inicial, se quedó en nuestra estantería durante mucho tiempo. En esos años, viajé de nuevo a Estados Unidos varias veces, una de ellas recorriendo en coche el trayecto que une San Francisco con el impresionante paisaje del Gran Cañón, en Arizona.
Viajé y escribí, escribí y viajé y un día decidí unir ambas cosas y escribir una novela de viajes. El recorrido paralelo a la Costa Oeste fue el escenario elegido, y la figura de Edward Curtis pareció llamarme desde la estantería, reclamando algún protagonismo después de haber cruzado medio globo conmigo. Como diría Steve Jobs, uní los puntos y así nació "Templados por el sol, mecidos por el viento", una novela de ficción con escenarios y personajes tan reales como el propio Curtis.
Aquí empieza mi aventura.
*"Sacred Legacy, Edward S. Curtis and the North American Indian", varios autores. Simon&Schuster, 2000.