lunes, 6 de julio de 2015

El Hilo Invisible

El 23 de Mayo se casó mi querida amiga Maite. Unas semanas antes, me pidió que leyera un poema o un cuento para cerrar la ceremonia. Esto es lo que escribí para ellos:

“El hilo invisible”

Fue al principio del Tiempo, cuando la luz se separó de las tinieblas y comenzaron a formarse los meses y las estaciones, el momento en el que nacieron Pasado, Presente y Futuro. 

Presente era dinámico y colorido; era el momento en el que se vivía y se experimentaba, el instante en el que todo sucedía. Pasado, en cambio, era sólido, profundo y sabio, pues todas las experiencias vividas por el Presente se quedaban grabadas en él.

El tercer hermano, Futuro, no podía sentirse orgulloso de su entidad porque todavía no existía para nadie. Como sentía celos del interés que despertaban sus hermanos, decidió probar distintos disfraces con los que hacerse notar. Así, se  vistió de Casualidad, Destino y Premonición, y sembró en la humanidad los primeros miedos a lo que aún estaba por suceder. 

Presente sufrió entonces una alteración en aquel instante mágico en el que todo ocurría. Las personas temían, dudaban y dejaban de experimentar, de arriesgarse y de sentir. Los colores que solía lucir, se veían ahora oscuros y difusos. Pasado empezó a acumular aquellos miedos del Presente, convirtiéndose en una amalgama de recuerdos oscuros, en un motivo por el que dudar, en lugar de una lección de la que aprender. Alarmados, los dos hermanos convinieron en que Futuro debía ser devuelto al limbo del que provenía, y decidieron hablar con él.

Pero Futuro se divertía mucho con toda aquella confusión, y ni siquiera quiso oír los argumentos que le dieron sus hermanos. Así que Pasado y Presente pensaron que debían buscar una solución alternativa. Hablaron, compartieron, meditaron y finalmente recurrieron a la que es la solución de casi todos los problemas de la vida: el Amor. 

Y, desde entonces, el Presente se las apaña para hacer coincidir las sonrisas más luminosas con las almas más oscurecidas y los abrazos más abiertos con los corazones que un día se cerraron con llave. 

Por su parte, Pasado deja en su superficie los recuerdos en los que se distingue el rumor de una conversación que fragua lazos irrompibles, el acorde único de una carcajada al unísono o el color imposible de una puesta de sol en compañía. 

Y, ya sea en forma de amistad, de solidaridad, de amor romántico, filial o fraterno, desde entonces el Amor es el hilo invisible que trenza lazos entre las almas, el pegamento que nos mantiene unidos y fuertes mientras retamos a ese Futuro caprichoso, transitando sin temor por la senda sin semáforos ni señales a la que llamamos vida.